martes, 19 de agosto de 2008

A tres metros del cielo

¿Nunca os habéis sentido así? De repente cierras los ojos y estás ahí, flotando.

Tus pies se separan del suelo.
Desconoces a qué altura asciendes.
Sientes el cosquilleo y el viento rozandote.
Te concentras.
Puedes escuchar tu respiración.
Parece que estás dentro de ti misma.
Te conoces más.
Te sientes más.
Sientes cada parte de tu cuerpo.
Cada poro de tu piel.
El viento te roza.
Agita sensiblemente tu cabello.
Te acaricia sensualmente.
En ese momento no existe nada más que lo que estas viviendo tú.
Es un viaje gratuito, con destino imaginario. Unas vacaciones personales que puedes tomarte en cualquier momento.
Sólo tienen una pega, debes sentirte con fuerzas para hacerlo: a tres metros del cielo, jugando con las nubes, haciéndolas mías y acompañada de quien me apetezca.

Hoy me apetece volar. Tomarme esas vacaciones. Pero no paro de perder el avión. No llego a tiempo a ninguno. Necesito flotar y llegar hasta las nubes, y subirme a ellas, y jugar con ellas. Pero no puedo.