sábado, 28 de marzo de 2009

Aquí una amiga y lloviznas

Se acercan malos días. Nos atacan lloviznas ligeras sin invitación, aunque se veían venir. Estarán varios días fastidiando mi buen humor mañanero porque no sabré qué zapatos ponerme. Iré descalza y sin proteger mi cuerpo de esas gotitas asquerosas que -más que agua- parecen ácido, sin importarme que estropeen mi ropa, porque es lo que se hace entre amigos. Y esperaré.
Esperaré a que pasen los días, observando el avance de la batalla entre el sol y las nubes sabiendo que alguno vencerá hasta que vuelva el otoño.
Y seguiré, como amiga leal y pacífica (que es lo que soy) y con mi lucha silenciosa, creando un infierno interior que no servirá para nada porque no habrá posible elección ni vencedor por mi parte, pero que me afecta hasta un punto inimaginable. Así que aquí estaré hasta que el aire se lleve estas nubes para charlar con el sol y ver qué me cuenta él sobre eso que tanto me puede de "amigos hasta la muerte y como la muerte es vida..."
(Creo que perdí todas aquellas cutre-poesías que ya no necesitaba tras encontrar mi versión acerca de la amistad. ¿Qué habrá sido de ellas?)

martes, 24 de marzo de 2009

Pero por fin viste París

Creo que he oído tu avión aterrizar. Te he echado de menos.
Ups! Eso no se dice. Se muestra.
Si no estás, te necesito. Si estás, ya está todo.
Love is like oxygen. Love de padres, love de hermanos, love de love, love de amigos. Da igual. It's like oxygen. Y yo necesito oxygen.
En pocos días, mil cosas raras se me han ocurrido.
¿Y a quién se las cuento si no estás tú?
¿Con quién las comparto?
Esto no puede ser. Deberían inventar algo que mantenga a la gente conectada las 24 horas al día. Algo en plan: yo pienso en ti y, automáticamente, te llega la idea a tu cabeza sin necesidad de marcar un número o perder el tiempo frente a una pantalla cuadrada que canse la vista. Y, si no lo inventan, voy a morir con mil comentarios de ideas raras en mi cabeza que no me dejaron compartir en el momento de su nacimiento con la única persona con la que puedo compartirlo.
Por cierto, tengo lentillas nuevas, no me entero de nada de mi examen del sábado, vuelven los agobios y el estrés, quiero una salida bohemia y tumbarme en un césped a leer, comerme un bocadillo de calamares y pasear por calles del rastro donde, a veces, siento que hay piojos en el ambiente y me pica todo el cuerpo.
Vaya mierda. Quiero ese invento ya.
Ah! Y quiero ropa nueva, que llega el buen tiempo.

lunes, 23 de marzo de 2009

Si me pongo en plan egocéntrico...


No sé el precio de las cosas ni el valor de los actos. Tiendo a pensar bien de la gente aunque, a menudo, me confunda. Me cuesta aprender de mis errores. Siempre me entristece recordar a la gente que he perdido y tiendo a revivir mis malos momentos. Me desvivo por la gente que está aún conmigo y me anima saber que confía en mí. Prefiero lealtad a fidelidad. Me pongo nerviosa si me miran fijamente a cualquier parte que no sea los ojos. No me gustan mis manos y suelo fijarme en las de los demás. Suelo llegar tarde a las citas. Me agobian los exámenes y pierdo los nervios con frecuencia. Me molesta que me hagan bromas y que hablen de mí aunque sea bueno. No critico si no es para mejorar. Es difícil tenerme como enemiga, pero no lo intentes porque pierdes más que ganas. No soy borde por naturaleza, pero no me busques. Guardo las cosas hasta que exploto y la lío. Hablo más con la mirada que con los labios. Tengo un par de amores pasados e intocables que nunca olvidaré y que vienen en el pack. Conservo amistades de todo tipo y a alguna la quiero más que a mí misma. No sé demostrar los sentimientos y suelo ahogarme. Odio que se despidan de mí diciendo "adiós" mientras exista el "hasta mañana". Soy muy sensible y me afecta todo lo que diga alguien que me importa. Lloro con las películas románticas. Sonrío con facilidad y soy muy nerviosa. Pocas personas se atreven a pronunciar mi nombre completo y, quien lo hace, es porque se lo ha ganado. Odio el sudor pero me sigue como mi sombra. Si no me ducho cada mañana no soy feliz. Me gustan los mensajes de buenas noches que no dicen nada y dormir entre mil almohadas. Tengo mucha ropa pero nunca sé qué ponerme. Si tengo un mal día, todo me va a sentar mal. Siempre estoy enamorada porque lo necesito para sonreír. Sigo mis impulsos y me cuesta decir no. Aún no me conoces, pero así soy yo.
Y, sin embargo, merece la pena tenerme a tu lado.

lunes, 16 de marzo de 2009

A tres metros del cielo - literalmente - me acordé de ti. Me pregunto a cuento de qué. Pude pensar en cualquier otra persona y, sin embargo, fuiste tú quien ocupó mis pensamientos. Te fijaste en mí porque soy distinta, o eso me confesaste un día de esos en los que te empeñas en meterte conmigo y yo me empeño en hacerme la ofendida. Te intereso porque parezco especial.
Parezco.
Despiertas mi curiosidad. Tienes algo que llama mi atención. Eres diferente. Estás tras una falsa careta (que no está muy mal) pero que esconde algo mucho mejor. ¿Por qué? La sensibilidad, el cariño, el gusto por la belleza del arte… Tengo la continua necesidad de conocerte más y más. Me tienes como a aquél que está muerto de sed y le das una gota de agua. Investigo cada gesto y analizo tus actos y tus palabras. Niño grande con corazón de terciopelo y dotado de la capacidad de ofrecer un cariño infinito, pidiendo a gritos que le enseñen a convertir una caricia en algo inolvidable y a la espera de un abrazo que le haga tiritar.
Mirando por la ventana de mi asiento 29-D (vaya mierda, me ha tocado pasillo) del avión, la maravillosa vista me engancha. Siento ganas de sentarme en una de esas nubes para descansar un rato, pero las alas del avión no paran de romperlas en cachitos y me joden la ilusión. Y vuelvo a pensar en ti. No entiendo por qué. La vida está llena de finales que no esperabas.

martes, 10 de marzo de 2009

Miente

Miénteme y dime que no me deseas, pero luego guíñame un ojo y búrlate de mi inocencia. Háblame del corazón y dime que me amas. Dime que no puedes vivir sin mí ni sin mi dulce locura y que día y noche me sueñas.
Inmerso en tus pensamientos, reconoce que pensabas en mí y en mi sonrisa adictiva. Reconoce que buscas abrigo en mi cuerpo y que, a todas horas, necesitas de mí.
Admite que desde que me conociste, día tras día, has deseado estar conmigo y que, cuando lo conseguiste, fui demasiado para ti. Admite que tienes miedo de reconocer que estás mejor conmigo que sin mí y bésame de una vez. Porque yo no aguanto más.

lunes, 2 de marzo de 2009

Julieta se dio cuenta tarde de que los dados estaban trucados desde el principio y apostó sin saber. Ingenua, siguió con el juego hasta perderlo todo.
Romeo, que no para de observarla, hace como si nada. Como si no la conociera. Como si no tuviesen un pasado en común, y un futuro esperándoles.
Orgullo asqueroso.
Julieta no lo detecta. Está demasiado dolida para volver al mundo real.
Van por distintas calles, calles de vergüenza. Sucias, peligrosas, oscuras y vulgares.
Soñando lo mismo.

Julieta, solloza: "Yo soñé tu sueño por ti, Romeo..."
Romeo, grita: "Tú me lo prometiste todo."
Y ambos, inútiles, imbéciles: "Te quiero como a las estrellas. Te querré hasta la muerte."

Cansada, Julieta toma un taxi que le deje en casa, recordando en el trayecto las caricias y susurros que tanto deseó, pensando que no debieron cumplirse y si volverán algún día. Enferma de amor, canta una serenata deprimiendo a todo el mundo.
Romeo se tumba en las sombras sin saber cómo preguntarle "¿Qué hay de nosotros, mi vida?"

Inútiles pensamientos. Pocas palabras. Falso comportamiento. Asqueroso orgullo.