Me he dado cuenta de que las palabras tienen espíritu. Lo que se dice en un momento determinado, tiene consecuencias en un futuro SIEMPRE. La palabra la hemos convertido en algo que puede ser un talismán o una daga, si nos lo proponemos.
Parece ser que va a ser más útil permanecer con la boca cerrada antes que dejar escapar unos susurros, porque es cierto que el silencio es demasiado bello para ser ensuciado con palabras que no valen nada.
Y, sin embargo, la capacidad de insinuar y de sugerir a través de ellas siempre es tentadora.
sábado, 31 de enero de 2009
martes, 27 de enero de 2009
lunes, 5 de enero de 2009
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