jueves, 26 de junio de 2008

Así estamos...

¿No os ha pasado alguna vez que tienes tantas cosas que quieres gritar dentro de ti, tan harta de algo o de todo, que no sabes ni hablar, ni por dónde empezar, ni cómo decirlo? Seguro que sí. Así me encuentro yo ahora mismo. Con tanto que decir que no puedo ni hablar. Y estaría genial si todo lo que quisiese decir fuera bueno, rebosaría y contagiaría alegría como siempre hago. Pero no es así. Estoy en un punto en el que mi bondad y mi paciencia se han unido en el límite y, como no puedo ni sé cómo hacerlo, sólo me queda el desahogo de la vía rápida, la triste y la fácil.

¿ Y sabes lo que te pasa a ti? Que no tienes valor, estás acojonado, no sabes enfrentarte a nada que desequilibre tu seguridad, necesitas tener todo bajo control y bajo tus órdenes, estás ciego, no ves, no me ves. Criticas mis defectos una y otra vez hasta que me haces daño y no lo sabes. No sabes agradecer lo que tienes. No sabes tratarme. No sabes mirarme. No sabes tocarme. No sabes quererme. No sabes nada. Sólo sabes todo en esos instantes en los que, sin decirlo, reconoces que me quieres. ¿Y sabes lo que me pasa a mí? Que ya no soy fuerte. He perdido toda mi seguridad y me da igual. La soledad me asusta. Tengo miedo. Intento construir unos pilares sin preparar antes una base sólida que los aguante. Me saca de mis casillas que sólo te preocupes por ser "líder", que sólo sea eso lo que te importe, que pases de todo y pases de mí, que te hagas el duro y que no me calles con tus besos. Tú te consideras un espíritu libre, crees que yendo a tu puta bola evitarás el miedo que un día me contaste que tenías.

Y te odio por eso.


Y yo, vaya donde vaya, sin importar el lugar en el que intente esconderme, seguiré tropezando conmigo misma, con esta nueva yo que tanto odio y que tan distinta es de quien un día fui. Incapaz de amar y ser amada.



Y me odio por eso.


viernes, 13 de junio de 2008

No sé

Cada día con él es especial. Puede ser perfecto o un completo desastre. Distintos todos.
No sé como va a ser,
no sé lo que vamos a hacer,
no sé lo que me voy a encontrar,
no sé donde voy a acabar,
no sé si vamos a descubrir un nuevo lugar,
no sé si volveré a tumbarme en aquellas rocas,
no sé ni siquiera donde voy a dormir,
ni de qué vamos a hablar,
ni si va a ser agradable o no,
ni si va a estar rayado o no,
ni si voy a estar rayada yo,
ni si me va a besar o no o si voy a quererle besar yo,
ni si quiera sé si ese nudo que se pone en la tripa cuando te besa quien quieres seguirá ahí o me acostumbré a él o si es posible, tras un nuevo roce de sus labios, descubrir que ya no es especial o todo lo contrario,
ni si volveré a verle mañana o se acabe al despedirnos...
A veces siento que cada día estoy con una persona distinta, que no sé cual me tocará hoy. Me asusta el día que me saluda con dos besos al verme, porque entonces mal vamos: me tocó al frío.
Pero lo que sí sé es que no me he equivocado con él, que tenía que conocerle. Que, a veces, hay cosas que tienen que salir mal aunque uno no quiera, porque tal vez a cambio obtenemos un regalo. Hay algo en él que le hace especial y que me engatusa.
Cada día puedo aprender de él o a su consta. Es alguien que, en poco tiempo, me ha recordado todo lo que olvidé de mí y me ayuda a sacar lo bueno que tengo. Me recuerda cada día lo malo, pero nunca se olvida de enseñarme a hacerme valer y lo bello de saber luchar. Me haces sentir bien, pero también me hace sentir mal.

Don't let me go, Leti.
Tú a mí tampoco.


Pase lo que pase y sea lo que sea, sólo espero no perderle nunca.

domingo, 8 de junio de 2008

Un último baile

Supongo que tienes razón. No sé por qué lo hice, lo necesitaba, pero no es suficiente. Nunca es suficiente. Enterrar el tema no vendría nada mal. Pero la idea de compartir el último baile del que hablaba no se va de mi cabeza, ni siquiera en sueños.
No es fácil. No para mí.