sábado, 16 de mayo de 2009

¿Por qué resurge este sentimiento de culpa (¡otra vez!)? Tú has rehecho tu vida, desaparece de la mía y déjame ser feliz con alguien que es capaz de luchar por mí y con quien consigo estar agusto, al fin. Y llámame puta, como te encantaba decirme para hacerme sentir mal cada vez que algún otro fijaba sus ojos en mí y yo, a cambio, le mostraba mi intensa mirada (esa que, en teoría, ya no te pertenece) aunque no estuviésemos juntos y aunque fuese a ti a quien amaba con todo el alma. Así que insúltame, ya me da igual, porque "en teoría" se supone que lo he superado, que no me afecta, que te he olvidado...pero no es así: sigo soñando contigo, sufriendo por ti y, cada vez que intento algo nuevo con alguien especial, llegas y lo estropeas todo y vuelven mis lágrimas cuando decido entregarme a alguien que no eres tú y me empeño en ser una jodida infeliz de por vida. ¿Por qué? Borraría todos tus recuerdos sino fuesen lo que me dio la vida...Déjame tranquila.

lunes, 4 de mayo de 2009

Mi pasado me perseguía y yo no paraba de correr. Las piernas empezaban a fallarme y yo era consciente de que caería en cualquier momento. Estaba completamente perdida y sola, no había nadie conmigo. Toda esa gente que siempre dijo que me querría eternamente, había desaparecido. Me habían abandonado y, con ellos, se llevaron los años que compartimos. Me habían dejado sola... y ahí estaba yo, corriendo, huyendo de mi pasado. Pero freno de golpe, en seco: un abismo. No sé volar. El pasado cada vez se acerca más, en unos segundos alcanzará mi posición y yo no sé volar. Ni sé enfrentarme a él. Estoy bloqueada. No puedo decidir. Miro a mi atacante a los ojos y sólo la idea de luchar contra él hace que me tiemblen las piernas. Y, sin oportunidad de reaccionar, caigo al vacío. Sin saber volar. Comienzo a sudar, presa del pánico...
Llena de miedo abro los ojos, alterada. Y te veo ahí, a mi lado, con los ojos cerrados, sin que tu cuerpo roce siquiera un milímetro de mi piel, aferrado a mi almohada como si en ello te fuera la vida. De repente, me da por pensar cuánto me querrás y si algún día me abrazarás a mí así. Echo un último vistazo a tu imagen y vuelvo a dormirme, ahora más tranquila al saber que estás conmigo.