domingo, 24 de enero de 2010

¡¡¡Me encanta!!!


ME ENCANTABA

  • Ponerme la falda de volantes y dar vueltas para ver su vuelo.
  • Mirar a papá cuando se afeitaba y querer meterle los dedos en la cara cubierta de espuma y poner los pies encima de sus enormes zapatos y caminar juntos por el salón.
  • Cuando apagaba las velas de mi pastel de cumpleaños, me encantaba volver a encenderlas para soplarlas una vez más.
  • Pegar la cara contra el cristal helado y dibujar un corazón con la nariz, en el vaho.
  • Los primeros días de primavera, cuando mamá decía: "¡qué buen tiempo hace! ¿y si comemos en en el patio?"; poníamos el mantel en la mesa y había fresas y chirimoyas de postre.
  • El sonido de la lluvia, al caer sobre mi paraguas de dibujos rojo.
  • Cuando me lavaba los dientes y podía hablar con la boca llena de espuma sin que se me saliera nada.
  • Cuando estaba en casa de la abuela y hablaba con mis padres y les decía, por ejemplo: "hoy ha sido genial, me he acostado muy tarde porque he visto una peli de terror en la tele, que no era para niños y la abuela se ha olvidado de decirme que me lave los dientes."
  • Cuando hacíamos tortitas y le echaba chocolate hasta rebosar.
  • El olor de mi almohada, que olía a regaliz, a jabón, a rosa, al perfume de mamá, a sopa de estrellitas, a pan tostado...pero sobretodo, olía a las sábanas de mi cama, tan suaves por la noche.
  • Pisar solamente las líneas blancas del paso de cebra e ir saltando los bordillos.
  • Cuando tenía una herida en la rodilla y la costra ya estaba seca, arrancármela poco a poco.
  • La camiseta suave de mamá, que olía a mamás.
  • Plantar semillas en algodón mojado.
  • Deshojar una margarita y decir "me quiere, un poco, mucho, apasionadamente, nada."
  • Escribir mi nombre en la primera página de un cuaderno nuevo.
  • Estar de pie en la orilla del mar, y que las olas se llevasen la arena bajo mis pies y se hiciera un pequeño remolino.
  • Cuando el doctor me daba golpecitos en la rodilla, con su martillo diminuto y la pierna se me movía sola.
  • Sacar la mano por la ventana cuando íbamos en el coche, a toda velocidad, y sentir la fuerza del viento.
  • Cuando me aburría en la mesa y hacía bolitas de migas de pan.
  • Chupar una piruleta a la vez que tenía un chicle en la boca, y conseguir que no se pegasen.
  • Hacer pompas ENOOOOOORMES con el chicle.
  • Cuando llegaba el verano y teníamos que irnos a dormir a casa de la abuela porque se estaba más fresquito.


Y ME ENCANTA

  • Cuando la abuela, después de comer, se pone a contar historias de la Guerra Civil y me enseña a concienciarme de lo que vivió
  • Cuando, también, se ríe si le pregunto: "Abuela, ¿cómo conociste al abuelo?". Y, al principio, hace como si tal cosa pero luego se pone a contármelo con un brillo especial a los ojos. Me encanta ver que aún le sigue amando.
  • Salir a la calle después de haber llovido y decir: "oh, ¡qué bien huele a tierra mojada!".
  • Comerme el bocata de calamares de la plaza mayor.
  • Hacer mil planes de museos y exposiciones para cuando acabe de exámenes...aunque luego nunca los haga.
  • Leer mensajes y cartas de hace muchos muchos años y ponerme melancólica.
  • Conservar el viejo, gordo y rojo peluche de mi habitación, aunque todo el mundo me diga que lo tire, que es muy feo.
  • Las discusiones que acaban bien.
  • Darme un golpe en el hueso del codo y que me entre la risa tonta de no poder parar.
  • Acordarme de mi pasado.
  • Pensar lo que aún me queda por descubrir.
  • Imaginarme una y otra vez cómo será la familia que construya para mí.
  • Cuando pasa un avión y yo intento averiguar cosas sobre él y darme cuenta de que igual sí que estoy aprendiendo mucho.
  • Mirar a alguien cuando está sonriendo.
  • Cuando alguien se empeña en sacarme una sonrisa aunque tenga un humor de perros.
  • Que cuando me pongo tonta, me abracen fuerte para que no pueda escapar.
  • Que llegue el momento de salir de fiesta y tengan que maquillarme siempre porque yo me saco de quicio.
  • Que Fati siempre me deje hecha un cuadro y luego todos nos riamos juntos, mientras yo sigo desarrollando mi paciencia.
  • Cuando ha pasado mucho tiempo pero, al volver a ver a esa persona, sentir que todo sigue igual.
  • Cuando llueve y me mojo la cabeza pero no me mojo los pies porque llevo puestas esas botas que a nadie le gustan pero que yo me pongo porque a mí sí, y me las compró mi madre con mucho amor.
  • Sentirme sola porque no tengo a mis padres aquí y luego discutir con ellos cuando les veo para terminar siempre uno disculpándose y decirnos cuánto nos queremos.

Me encanta cuando me da el aire frío en la cara pero tengo el resto del cuerpo supercalentito.

sábado, 23 de enero de 2010


Somewhere over the rainbow...I'm thinking of you and sometimes, I supose: what a wonderful world

¡Maldita subconsciente que no me va a dejar dormir tranquila! Si tú puedes seguir adelante sin mí, yo tengo el mismo derecho a ser feliz sin ti.
Pero no sé amar de otra manera. Ni siquiera quiero aprender. Sólo sé amar como nunca nadie te amó. Y todo es por tu culpa.

Cielo y Tierra


Voy de camino a dar mi último adiós a un señor que pasó por mi vida y me vio crecer y, al mirar por la ventana del autobús, parece que la que ha llegado al cielo soy yo. Todo está bañado de una esponjosa capa de color blanco aún virgen, a pesar de la hora, y, hasta donde la vista me alcanza, no veo la separación con el cielo, blanco también. La imagen me tienta a meterme dentro y perderme. Nunca había experimentado semejante sensación de mezcla de miedo y paz. Bonito día para decidir descansar eternamente, ¡pero qué injusto es el dolor para el resto de los terrestres!

¿Será el cielo así también?

viernes, 1 de enero de 2010

No me toques

¿Qué haces aquí? ¿Por qué has venido?
Vete.
No me toques.
No te atrevas a acercarte.
Aparta tu mirada.
No te atrevas a mirarme.
Siento frío en mi interior.
Te estás acercando.
¿Qué haces? No me saludes.
No vengas.
No me des dos besos.
Aleja tu rostro de mí.
¿Qué haces? ¿Qué haces? ¿Qué haces? ¿Qué haces?¡¡¡¡¡ ¿Qué haces?!!!!!

Me besaste.

¿Por qué lo hiciste? ¿Qué te he hecho yo?
Vete.
Nadie te invitó.
Yo no te invité.
No eres bienvenido.
Ojalá pudiera odiarte.
Odio el destino.
Y odio esta sensación.
Siento frío y dolor.
Vete.

Déjame tranquila, por favor.

Carta a Sus Majestades

Queridos Reyes Magos:
Hace mucho que no les escribo, pero es que perdí la fe en ustedes. De repente un día, alguien me obligó a dejar de soñar y tuve que crecer. Y se acabaron los vasos de leche con galletas que preparé durante muchos años para ustedes y sus camellos.

No sé si siento decepción. A veces dudo qué hacer cuando yo tenga hijos. Cómo actuar respecto a vuestra existencia. ¿Seré yo un buen Rey Mago?

Recuerdo que mis cartas siempre empezaban explicando lo buena que había sido ese año porque mis padres me habían dicho que si era mala, ustedes no me traerían regalos.

Ahora he crecido y - no sé si por su culpa o por obediencia-, decidí siempre ser buena, cada vez mejor, siempre intentar superarme. Hoy me pregunto qué he conseguido con eso, cuando, en realidad, cuanto mejor soy con los demás, más decepción siento ante lo recibido.

Puede parecer que actúo con bondad por interés, por recibir. Pero no es mi caso. Siempre hago todo lo que está en mi mano y más, por los demás. Incluso me vuelco más por el resto que por mí misma. Nunca busco algo a cambio. Es puro placer. Me siento realizada como ser humano. Pero cuando, lo que obtengo a cambio, es desprecio o algún tipo de respuesta o actuación que me haga sentir insignificante o desvalorada, es cuando pierdo las ganas de continuar así y aumenta mi desaliento.

No quiero regalos.

Quiero que usen su magia.

Necesito que borren en mí el sentimiento de decepción conmigo misma y con los demás y los miedos que, a veces, me impiden seguir adelante. Necesito que me abran los ojos y me permitan encontrar lo que busco. Necesito no sentir que, frente a la vida, me encuentro con unas gafas de sol que impiden a mi vista ver la realidad.

Pero por encima de todo, necesito que consigan que nadie se atreva a repetirme que el amor no existe y que, en este mundo, hay gente vacía que no puede aportar nada. A cambio, entrégales la felicidad que se merezcan y, si aceptan, permítanles que sepan ver dentro de, incluso, el más miserable de los seres. Y, para aquél que no crea en el amor, decidan ustedes si mostrarle su error o no.

No sé hasta dónde ha alcanzado mi maldad o mi bondad de este año ni soy capaz de evaluarla, ni siquiera sé si merezco que se me cumpla lo que pido. Decidan también ustedes.

Un saludo,
Una chica cualquiera.