viernes, 25 de enero de 2013


Fragmento de Los Diarios de Adán y Eva. Saboreen.

"Después de todos estos años, me doy cuenta de que estaba equivocado respecto a Eva al principio: es mejor vivir fuera del Jardín con ella que dentro sin ella.
Al principio, creía que hablaba demasiado; pero ahora me entristecería que esa voz se silenciara y desapareciese de mi vida. ¡Bendita sea la castaña que nos unió y me enseñó a conocer la bondad de su corazón y la dulzura de su espíritu!

La luna se desató anoche, y se deslizó y cayó fuera del sistema: es una pérdida muy importante. Me rompe el corazón pensar en ella. No hay ninguna otra cosa entre los ornamentos y la decoración que se le compare en belleza y terminación.

Habla muy poco. Quizá porque no es muy brillante, y es muy sensible acerca de eso y desea ocultarlo. Es una pena que se sienta así, porque el brillo está en el corazón, allí es donde están los valores. Ojalá pudiera hacerle entender que un corazón bueno y amable es una riqueza, y mucha, y que sin eso el intelecto es pobreza.

Si hay algo en el planeta que a ella no le interese, entonces no lo tengo en mi lista.

Incluso tratar de descubrir y no poder descubrir es tan interesante como intentar descubrir y lograr descubrir.

Cuando pienso en el pasado, el Jardín me parece un sueño.

EN LA TUMBA DE EVA
ADÁN: Dondequiera que ella estaba, allí era el Edén."

domingo, 28 de octubre de 2012

Decidí ponerme entre el abismo y el fuego por ti. Sin miedo ninguno. Con todo mi cuerpo. Me he puesto en medio y he dicho: no me caeré y no me quemaré, creyéndome extintor o pájaro para volar. Lo asombroso es que no me he quemado. 

Te conocí y me creí la más afortunada de las personas. Te vi tan increíble (que lo eres), que todo lo demás se me olvidó. Tan increíble… que no quiero conocer a nadie que pueda parecerse a ti, o incluso, superarte. Contigo he tenido suficiente.

Contigo había luz. Todo era claro. Estábamos juntos y, de repente, tenía sentido absolutamente todo. O tal vez, nada tuviera sentido. Y no lo tuvo nunca. Porque, en realidad, juntos, nada era normal. Porque, en realidad, aunque lo pareciese, ni el mundo se paraba ni desaparecía. Ni tampoco era normal ese nivel de felicidad constante.

Cenas, desayunos, comidas, postres.

Nata.

Buenos días y buenas noches.

Música, silencio, palabras, bailes.

Abrazos.

Aún clavas tu mirada en mí. Y lees mi mirada. Porque sé que lo haces. Igual que yo leo la tuya. Y leo exactamente lo mismo que hace unos meses. Y me doy cuenta que huyo de ello. Huyo porque soy incapaz de mantenerme firme frente a tus ojos, hipnotizándome, viéndome obligada a cambiar la dirección de mis ojos a cualquier otro punto de la maldita habitación que nos mantiene juntos. Porque necesito llorar. Porque estoy en lucha continua, durmiendo a mis mariposas, y tú te empeñas en despertarlas, porque responden a ti, y no me dejas tranquila. Y yo no soy fuerte. No contigo. No ante ti. O tal vez sí lo sea, y lo sea mucho. Porque me haces temblar. Temblar de felicidad.

Y es injusto.

Injusto porque me la has dado. Injusto porque no me la puedo quedar.

Porque ahora sé que dentro de tu incredibilidad, eres parcialmente igual que todos. Porque ahora sé que estaba equivocada, que tu mirada me decía algo aunque tus labios estuvieran sellados.

Y que me mentiste.

Engañada durante meses, haciéndome ser hostil, haciéndome parecer obsesionada, viendo donde no lo hay o no viendo donde lo hay. Hoy entiendo que intentaste con buenas ganas demostrar que yo me equivocaba. Que todo pareciese igual. Hoy despierto y comprendo que eres un cobarde, incluso más que yo, porque aunque yo sigo callada, estoy frente al fuego mientras tú te has escondido.

No entiendes que estás en mi pack, para ABSOLUTAMENTE todo, y tú, por la mínima fémina, me has sacado del tuyo. ¡Cuánto dice eso de ti?

“Me niego a perderte nunca”

Lo peor es que me quieres.

Pero perderme no me has perdido, cielo. Me has empujado al abismo. Y en el abismo me seguirás queriendo.

No siento dolor.

Has jugado, sin querer. Pero has jugado increíblemente bien. Espero que te hayas divertido.

Yo acabo la partida. La revancha vendrá sola. De momento, aquí estamos en tablas.

jueves, 5 de enero de 2012

Me gustas tú

Unos ojos que hablen.
Unos labios que acaricien.
Unas manos que susurren.
Un piano de cola en mi salón y unos dedos que sepan tocarlo.
Y que me enseñen.

Melodías al atardecer.
Una hoguera.
Una librería.
El desayuno y el periódico los domingos por la mañana en la cama o el salón.
Pero juntos.

Moreno. Sencillo. Honesto, modesto y tierno.
Ojos marrones, verdes, azules. Me da igual.
Una voz y dos piropos.
Sonrisas. Muchas sonrisas.

Algún que otro pique. Sin ir más allá.
Besos y abrazos. También muchos.
Con cariño.
Y pasión.

Me gusta la pasión.

Me gustas tú.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Queme sus paréntesis. Disfrute. Sueñe.

Abre paréntesis, por favor. Deténgase por un momento a mirar a su alrededor y redacte un listado de los horrores que, lejos de poder evitarlos, invaden su entorno.

Después de unos varios y largos minutos, coja su lista infinita y quémela. Cierre paréntesis. ¿Huele ese olor peculiar que le ofrece el proceso de combustión? A mí me empuja a evocar momentos felices de pequeña, cuando solía pasarme horas jugando frente al fuego, en invierno, mientras mi abuela me asaba una patata entre las ascuas.

Me encanta la hoguera. Deseo tener un salón con una bonita chimenea que encender en invierno, y pasar mis horas de descanso sentada en el sofá, con una suave manta de lana, algún libro y una dulce melodía de fondo. Siempre, a mi lado, compartiendo conmigo esos agradables momentos, le tendré a él, regalándome mil sonrisas con intensas miradas, mientras yo doy gracias por haberle encontrado.

Esto es lo que yo escribo en otra hoja que no quemaré, la hoja de los Reyes Magos. Algún día, más o menos lejano, los Reyes o la vida, me regalarán algo tan simple y humilde como lo que pido.

Esta navidad, le deseo que todo lo malo quede dentro de un paréntesis, escrito en una hoja de papel deseosa de ser quemada. Nunca pierda de vista sus sueños y, cuando los tenga al alcance de su mano, saboree -hasta saciarse- de cada lametazo.

Por mi parte, me encantan los lametazos. Y me encanta usted y su sonrisa tan perfecta y natural.

martes, 6 de septiembre de 2011

Vacía

Miro al espejo y sólo veo a alguien vacía. Vacía de personalidad de puntos extremos.
Desapareció mi definición, frente a mis propios ojos, dejé que se fugase a otros tiempos más sencillos. Dejé que huyera como los cobardes. Y todo por un despieste en el que olvidé mirarme al espejo cada día para recordar quien era. Y ahora ya es tarde para evitarlo, porque me veo tan vacía como este espejo, cuya personalidad y definición dependen de lo que se le ponga delante.
Es tarde para evitarme el daño, pero siempre hay tiempo para redefinir lo que existe. Mirando el lado positivo, estar vacía me sirve para llenarme de únicamente lo que yo elija...Visto así, no está nada mal.

viernes, 8 de octubre de 2010

Una familia es como una silla: le quitas una pata y se cae. Supongo que entonces eso hace que seas de mi familia.

Ni siquiera me había dado cuenta estos días de lo que me pasaba. Me sentía feliz y fuerte. Preparada para lo que me espera. Pero estaba contigo.

Has torcido la esquina, alejándote de mí y ha sido como si un fantasma se llevase mi fuerza.

No era que estuviese haciendo como si nada... era que estabas a mi lado sujetándome y eso me ha dado la energía para aguantar la semana y no derrumbarme en ningún momento.

Y yo sin darme cuenta.

Ayer le decía a Cormac que era muy afortunada, que me lo repito cada día al levantarme para que no me falten las fuerzas para seguir ni las sonrisas para regalar. Y es que sí que lo soy... podría irme todo mal pero sólo el hecho de tenerte a mi lado, me hace ser la más afortunada del mundo.

Nunca me perdonaré los errores que cometí, el daño que te he hecho. Y lo peor es que ni siquiera creo que pueda nunca sanarlos. Te debo tanto... gracias por estos días. Gracias por estos años.

¿Mochileras? dime cuando y donde, que contigo yo firmo al fin del mundo.

martes, 14 de septiembre de 2010

E lo vorrei

En primer lugar, aviso de que pasado mañana puede que no comparta ya la misma opinión. Es lo que tiene guiarse por los sentimientos.

Desearía esconderme ahora mismo en un bosque de cipreses, y escuchar el viento acariciando sus hojas y el sonido del quejido de sus ramas. Y desearía no parar de viajar pero tener siempre, en el mismo lugar, un hogar al que volver junto a ti, con una hoguera que encender en invierno, una manta para tumbarnos en el suelo, velas, champagne y un piano de cola al fondo, en un salón grande y luminoso. Y permanecer en silencio para oir tu respiración. O escucharnos, y hablar y hablar y hablar... y no avergonzarme de demostrarte lo que siento contigo cuando estoy feliz o cuando me siento triste o dolida por lo que hiciste, ser valiente y llorar si lo necesito, sin miedo a que me contestes algo que me hunda más en la miseria y con la fortaleza suficiente para no permitirlo.

Estoy condenada de por vida. Un amigo hoy me preguntaba qué me pasaba, qué problema tenía. Yo, sin pararme a pensar, le he contestado que mi problema es y será siempre que siento demasiado. Más tarde, me he parado a analizar lo que he dicho, y me he dado cuenta de hasta qué punto tenía razón yo misma, y ni siquiera era consciente de ello.

A veces, odio sentir. Otras, creo que soy muy afortunada por ello. A veces, es lo que me da la fuerza. Otras, me la roba tan fácil y rápidamente como un niño acepta un caramelo...y por más que le digan que no se aceptan caramelos de desconocidos, lo vuelve a hacer.

Me das la vida y la muerte en vida. La felicidad y la tristeza en la felicidad. La risa y el llanto. La fortaleza y la debilidad. El bienestar y el dolor. Como dice la canción: una de cal y otra de arena.

Ayer me diste el mundo y hoy me lo has quitado. Y a mí sólo me queda "entenderte" porque la otra opción es perderte poco a poco... y yo, en cambio, no veo un mañana sin ti. Nunca había conocido a alguien capaz de dar todo por una persona un día y, al día siguiente, pensar que es mejor no quererse tanto, para sufrir menos mañana. ¿Qué inútil forma es esa de amar?

El día que existan límites en el amor, espero haber muerto.

Desde aquí, cuando necesito recuperar fuerzas, sentirme acompañada, un abrazo, etc. cojo "mi collar" y lo apreto fuerte o admiro el regalo que recibí de una de las personas más interesantes que he conocido nunca...

Y, a la cual, le debo mil disculpas y mil gracias.

che l' oggi restasse oggi senza domani
o domani potesse tendere all' infinito

e lo vorrei
perchè non sono quando non ci sei
e resto solo coi pensieri miei ed io...