jueves, 6 de noviembre de 2008

Báilame en la oscuridad, cántame al oído, toca al piano el Réquiem de Mozart, susurra palabras al viento, juega conmigo, háblame con los ojos, rózame con tus manos, palpa todo mi cuerpo, sueña conmigo, degusta mis labios, quiéreme eternamente, sonríe al verme cada día, desea mi alma, lucha por mi corazón, bésame en cada oportunidad que tengas, grita mi nombre, atraviésame con la mirada, abrázame con fuerza, hazme reír, empújame al logro, sujétame en un resbalo frente al abismo, llora conmigo y suspira por mí. Ámame. Como hago yo cada día.

1 comentario:

Ana_SepulvedaG dijo...

No he flipado nada. Algo así era lo que me esperaba, porque más que números, esa loca cabeza enamoradiza y no olvidadiza es lo que grita.
Grita libertad, sentir sin sentido. Quiere ser aquella princesa encerrada en una torre de marfil a la espera de un príncipe azul. A pesar de haber besado a mil sapos y de haberse llevado mil decepciones con príncipes marrones, sigue a la espera. Me parece un logro por tu parte. Es un gran logro que vuelvas a creer una y otra vez, cuando otras, se quedan encerradas en la torre sin esperar nada, tejiendo sueños y volando con ellos.

La cara y la cruz de la cruda realidad. Tú te permites soñar en algunas ocasiones, en las que yo tengo los pies en el suelo.

Complementarias

por eso te necesito