martes, 27 de enero de 2009

No fui capaz de mirarle a la cara y, sin embargo, sonreí nada más verle. No puedo evitar que sólo su presencia me anime el alma, aunque a ratos desee no haberle conocido nunca.

1 comentario:

Ana_SepulvedaG dijo...

Que duro para el destinatario. Supongo que muchas veces deseamos no haber conocido a ciertas personas. Pero por el hecho de saberlas, somos lo que somos. Por tanto también deberíamos agradecer su aportación a nuestra persona.