Sigo con poca cordura. Ya no sé cuánta me quedará.
Me resulta curioso pensar en ti cada día y no sentirme mal. No siento ningún atisbo de culpabilidad. Posiblemente se trate de la sensación agobiante que experimenté los últimos días contigo o de que por fin veo que esto es lo mejor para los dos. Sin embargo, todo esto no sería suficiente si no sintiera que, pase lo que pase, siempre nos vamos a querer de una u otra forma.
Es bastante obvio que, el hecho de que no me sienta mal no implica que no te eche de menos.
Sonríe, cielo.
lunes, 10 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario