miércoles, 22 de abril de 2009

Derrumbada

Vuelven esas rachas en las que me invaden unas ganas de mandar todo a la mierda, no complicarme la vida y sentirme libre y convencerme de una vez de que yo no sirvo para luchar. ¿Cuánto tiempo necesito para darme cuenta de que no soy capaz, de que no puedo con lo que se me ha venido encima y lo mejor es sacar la bandera blanca? Estoy por pintarme en la frente algo como "PEACE" (como hacen los periodistas en países en guerra: "PRESS") para que dejen de apuntarme los francotiradores de la frontera entre "ahora estoy dentro" y "mi despedida absoluta y definitiva". A veces me da por imaginar cómo sería mi adiós, qué echaría de menos y qué me echaría de menos a mí. Y lo peor es que no sé si sería más feliz; no porque lo desee, sino por estar con las mínimas complicaciones de una vez por todas.
Mi fin como ser humano es conseguir mi felicidad. ¿Y si mi felicidad no está aquí? ¿Y si no es esto lo que el futuro desea para mí? No creo en la felicidad eterna, creo en la felicidad temporal o, como mucho, esa felicidad que se consigue en una época en la que todo te va bien. Pero yo no sé si el mundo me guarda un cachito de felicidad o la parte que me corresponde ya está consumida.
Puedo dejar de luchar contra lo que "puede que ya esté escrito" o comprarme una goma de borrar y un bolígrafo gigantes y reescribirlo con mis palabras.
Lo pensaré...

2 comentarios:

El Principito dijo...

No dejes de luchar. Aún nos queda lo mejor (por bueno que te pareciese todo hasta ahora). Vive el presente, take it easy.

Lady of light dijo...

take it easy...