miércoles, 14 de mayo de 2008

Serán mis hormonas

Días así he tenido para dar, prestar y regalar. Supongo. Pero los odio, aunque sino los tuviera me sentiría extraña (digo yo). Es de esos en los que a pesar de lo bien que va todo, no puedes más y te da el bajón. Tal vez aprender a acostumbrarme a ellos no me vendría nada mal (incluso, puede ser que me saliese rentable), pero por lo que se ve no me ha llegado el momento de adaptarme. No sé si los sobrellevo o me sobrellevan ellos a mí. Son días chungos. Días en los que, de repente, miedos, culpabilidades, errores, dolor…todo vuelve a ti, así sin más, sin ton ni son, sin pedir permiso, a su antojo, y todo por pasar una mala noche entre sábanas o por necesitar ser querida cuando el corazón que está tumbado junto a ti embellece con preciosas palabras a alguien que no eres tú y que, muy posiblemente no serás nunca.

Y lo que más duele es que lo entiendes. Es normal. Yo nunca superaré mi caso. Supongo. Porque sé lo que es querer a alguien como si lo fuera todo. Y sé muy bien lo que es no poder estar a su lado, por lo que sea. Y sé, perfectamente, como se sufre. Y años después, sé lo que es seguir sin superarlo y, además, sentirse culpable aunque no existan razones aparentes de los desastres que surgiesen. Sólo queda vivir con ello o mandar todo a la mierda y superarlo de una puta vez. Tal vez esta es mi oportunidad, ahora que estoy lejos, aquí, años después, desde Madrid. Porque Madrid huele diferente. Y sabe mejor aunque, inevitablemente, la morriña de lo que fue me acompañe a menudo, y el miedo a no volver a querer así ni ser querida como fui, no me deje dormir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor es una casualidad, y las casualidades, a menudo, existen muy frecuentemente.
No te preocupes por los miedos, porque aunque estén ahí, no nos van a impedir que los sentimientos (y más si son fuertes) se impongan. Es normal tener miedo, hay demasiadas cosas que amenazan nuestra integridad (física y psicológica). Yo tengo miedo por todo a veces (creo que eso ya no es tan normal)y aquí estoy, desde mi inexperiencia, dando un vago consejo con los brazos lánguidos del alcohol de San Isidro.
También he de decirte que es bueno que tengas nostalgia y envidia por tiempos pasados, la nostalgia es un sentimiento muy sano. Es una tristeza dulce. Cuando estamos nostálgicos, es que nuestra frustración (si es que la hay) no supera la nostalgia. No te colapses y tararea a Karina dulcemente, alegrate por el pasado que exprimiste al máximo, porque pocos han podido hacerlo (yo no).
Y como dicen los que nos superan en la edad, aún eres tremendamente joven, vendrán experiencias más numerosas y mejores, aunque pienses ahora que no, por estar cegada por la dulce nostalgia.

Anónimo dijo...

Después de este comentario, me fui a correr. No sé cómo he podido hacerlo. Será que todo el día en el campo, me ha incitado a hacerlo. (¿Ves lo que te decía? Ni siquiera un feroz letargo y amormamiento producto de haber comido, bebido y caminado en busca de parajes más o menos frondosos para orinar sin ser vista, ha impedido que hiciese lo que me gusta. Reconozco que no me he enamorado de ningún árbol por el camino, pero tampoco iba pensando en ello)
Lo que sí ha impedido San Isidro es que devore los apuntes, pero es que ahora no estoy para la Bioquímica, que me recuerda al azúcar y no tengo hambre.
Miaubesos

Ana_SepulvedaG dijo...

Precisamente estoy en una situacion tremendamente parecida a la que comentas en tu new post. Bifurcacion de caminos y la puta certeza de que hay que elegir. Tarde o temprano las decisiones tienen que ser vistas.
No estoy para dar consejos, pero estoy con fudfa en que los miedos son tan normales como el hambre.Y quizas la nostalgia, sea tambien un estado de normalidad en la dificil personalidad de ser humano que nos ha sido concebida por Dios o por la evolucion.
Poco mas que comentar.
gazpabesos