martes, 15 de abril de 2008

Vuelta a empezar

Un fuerte soplido cerró la puerta de golpe, sin darle tiempo a reaccionar para evitar el pum, ni el daño que el estruendo provocó. No sabe si le molestó más el sonido del portazo o que la fuerza del viento tirase la foto que ella le regaló. Se levantó y la cogió para volver a colocarla en su sitio. Y, sin poder evitarlo, comenzó a leer lo que ponía atrás.

Había una dedicatoria que Lucía le escribió el día que se colaron juntos en el cine, cuando se hicieron la foto en el fotomatón del metro. Qué recuerdos. Sin poder evitarlo, mientras leía, una sonrisa se esbozó en su cara y los ojos se le empañaron en lágrimas. Y todo volvió. Recuerdos y recuerdos que parecían olvidados llenaron su mente.

No pudo evitar alegrarse y al mismo tiempo entristecerse. ¡Qué tontería! Hace tanto tiempo que él ya veía venir esto, y aún así le ha sorprendido, destrozado, cabreado, dolido, dañado, jodido...Él se juró ser fuerte, no se iba a venir abajo por una historieta que obviamente no era nada, pero por la que inevitablemente se había hecho sus ilusiones. La chica no era perfecta ni mucho menos, pero a él le hacía feliz. Incluso sólo con mirarla y ver cómo ella sonreía. Se imaginó mil veces sentado al borde de su cama, acariciándole el pelo, mientras ella dormía; o caminando juntos por la G.Vía, como la primera vez. ¡Qué romántico! Parece mentira - se decía - romántico yo, no puede ser.

Pero todo había pasado ya. No duró nada, aunque significó (para él, claro, obviamente ella no pensaba lo mismo, a pesar de empeñarse en tener esa absurda conversación porque "me importas" - ¿me dijo que le importaba, que me quería? sí..., además varias veces... - hizo memoria). Para que todo fuese más fácil podría haberse hecho a la idea de que ésa sólo fue una más en su infinita lista, que fue una guarra-cerda-zorra-injusta-traidora-cruel, pero ¿para qué? Daniel no sentía nada de todo eso, se limitaba a pensar que "tal vez, mañana, cuando el sol vuelva a salir y comience un nuevo día, yo consiga pasar página y empezar un nuevo capítulo, con fuerza y ganas".

De repente, lo peor no fue únicamente el hecho de haber dejado ir a Lucía. Y se acordó, una vez más, de ella. No, perdón. Ella.

Vuelta a empezar.

Miró la puerta de nuevo. No le gustaba que estuviese cerrada, la prefería abierta, que corriese el aire. Se levantó. Dejó la foto (esta vez boca abajo, se acabó).

Y abrió la puerta. "Así mejor". Dañado aún, con las ilusiones hechas cachitos y con la puerta abierta, se sentó en la cama donde (por primera vez) desnudó a Lucía, y deseó dormirse cuanto antes, sin pensar en nada más.

1 comentario:

Ana_SepulvedaG dijo...

Bonita historia. No sé en que estará inspirada...
Me gustó el metafórico sentido de las ilusiones contrapuestas. Pero odio el argumento de la historia. Una vez más. La historia se vuelve a repetir. Y como me jode. No puedo evitar pensar que cada historia que pasa será la última. Y siempre me equivoco.
¿Rara tú? Rara yo, definitivamente. Y loca. Demasiado
La loca de mi historia tú...¿?¿?¿?

Los cuentos están hechos para que cada uno le de el toque subjetivo que necesitan.

necesito gritar o algo. No sé el que.

tQ