lunes, 28 de abril de 2008

Hablando ConMigo

-Ha sido una situación distinta. - ella misma se lo dice - Desde que me levanté el sábado (después de un largo viernes de fiesta y una noche que sólo se quedó en intento) todo resultó diferente al curso que suelen seguir las cosas en mi vida, "su curso normal", a pesar de que su nombre no salió de mi cabeza en ningún momento.
-¿Y qué tal?
-Pues hombre, la verdad es que no estuvo nada mal.
-No te engañes.
-Bueno, es cierto: ¡estuvo genial!
-¿Y cómo estás?
-¿Es pregunta trampa?
-No, totalmente libre de juego, es sincera.
-Bien. Pues estoy, supongo. Todo es raro, demasiado distinto, demasiado fácil. No me parece para nada normal. Mi vida cambia radicalmente un par de meses atrás; hago un par de locuras, un desfogue, un falso enamorado, un fraude, Él desaparece de mis sueños y de mis pesadillas, y ahora esto.Y hoy soñé con Él de nuevo, nada en especial, sólo estaba ahí a mi lado y yo al suyo. Tengo miedo. Miedo a relajarme pensando que todo está superado y soy como una piedra y que, en un momento de debilidad, pum! todo vuelva a por mí. CHAS! Demasiadas veces ya, ¿no crees?
-Sí, la verdad es que sí.
-Necesito un descanso, un relax, un regalo, felicidad.
-Descanso. Sí. Relax. Pero por Dios, ¡añade algo de realismo por tu parte!, ya te lo dijo él el otro día:
"eres muy cariñosa,
necesitas alguien que te cuide,
que te preste siempre atención,
es decir, un chico.
Necesitas un tío que se fije en ti, te piropee y te cuide,
porque eres muy frágil"
-Qué horror. Parece que sí me conoce, y a la perfección, ¿eh?
-Parece ser que sí, más que tú a ti misma.
-Vale, lo pasé muy bien. Desconecté de todo. Dejé que el día me llevase donde quisiera. Quería arriesgar, probar algo nuevo. Terminé con gente que no había visto en mi vida. Sola en un mundo nuevo. Al día siguiente, más de lo mismo. Y lo pasé genial. Y, respecto a él, le conocí más, y me conoció más. ¡Aunque me duele todo!, pero disfruté de cada segundo y reí en cada oportunidad.
-¿Y?
-Y, nada. Sólo sé que el sábado terminó con una larga conversación tumbada con él, en unas rocas, bajo las estrellas, hablando de todo, incluso de la luna. Más tarde, cuando volvimos, nos quedamos dormidos en el sofá, él mirando a "su chica" y yo mirándole a él.

2 comentarios:

Ana_SepulvedaG dijo...

Pequeña diosa de alma magistralmente educada:
Punto número 1: te contesté en mi blog, para que sepas lo que opino de tu falta de seguridad.
Punto número 2: te contestaré aquí para que vuelvas a saber lo que opino de tu falta de seguridad.

Es cierto. Eres frágil y necesitas un contínuo ir y venir de devaneos de él (él, ellos, Él) para creer en tí misma. Proponte desconectar. Las locuras son útiles sólo en algunas ocasiones, no siempre. Cuídate de ir por ahí regalando tu carismática personalidad a cualquier sapo de mal agüero que no sabe nada del mundo, ni de nadie. No confies. Déjate seducir por el aprendizaje. Comprende que las cosas no siempre salen como esperamos. Y aprende que eso es lo que nos enseña.

Príncipes azules, morados, amarillos. Hay miles. Sólo que nunca sabemos encontrarlo. Y desgraciadamente, cuando lo tenemos, no sabemos apreciarlo. Pero estoy segura, y no por quererte tanto, porque soy objetiva, como mi futura profesión me exige, que encontrarás al perfecto. El que de un beso a esa cara preciosa con ojos de sapo y la haga convertirse en la más bella de las princesas.

Aunque no estoy muy de acuerdo con el final. Porque precisamente princesa, es lo que más eres.

Ana_SepulvedaG dijo...

Como habrás podido comprobar estoy embriagada de literatura.

Tengo un alto grado de tensión en mis venas y no sé muy bien a que se debe.

Inspiración.

Será